Vivimos rodeados de mensajes que suenan profundos y cargados de significado: “descubre quién eres”, “sé tú mismo”, “encuentra tu verdad”.
Y tú, ahí, preguntándote si eso implica dejar tu trabajo y mudarte a Bali para empezar a hacer yoga en la playa.
Pero aquí va un secreto:
No necesitas descubrir nada porque no hay un manual secreto sobre ti enterrado bajo el sofá.
Lo que necesitas es crear quién quieres ser. No eres un arqueólogo escarbando en busca de un tesoro oculto. Igual que tienes que Hacerte Escuchar también tienes que hacerte a ti mismo.
Eres un artista con un pincel, diseñando tu propia obra. ¿Y sabes qué? Es mucho más divertido así.
Ese rollo de “encuentra tu esencia” es como las instrucciones de un mueble de Ikea: parece sencillo, pero terminas frustrado, perdido y con piezas que no encajan.
La verdad es que buscar “quién eres” es un círculo vicioso que nunca termina. ¿Cómo puedes encontrar algo que está en constante cambio?
Tu vida no es un mapa del tesoro, es un lienzo en blanco. Puedes pintar lo que quieras: algo colorido, algo serio, algo que nadie entienda pero que todos aplaudan.
La cuestión es que, al final, el resultado depende de ti.
Vamos al grano: en lugar de obsesionarte con descubrir quién eres, empieza a preguntarte quién quieres ser.
La diferencia es brutal:
Tu identidad no es algo fijo ni inamovible.
Es más como un perfil de Netflix: puedes cambiarlo, personalizarlo y decidir qué tipo de historias quieres ver (y contar).
¿Sabes qué tienen en común las grandes obras de arte, los buenos guiones y tu vida?
Que se construyen poco a poco, con pruebas, errores y un montón de café. Tu vida es eso: un proceso creativo.
No importa si al principio tus trazos son desordenados o si borras una y otra vez. Cada línea te acerca más a lo que realmente quieres ser.
Porque, claro, todo suena muy poético hasta que te das cuenta de que tienes facturas que pagar, ¿verdad?
Pues aquí está el giro: a tu negocio le pasa lo mismo que a ti. No necesita descubrir su "esencia" (que ya está un poco trillado), necesita decidir qué quiere ser.
Piensa en ello como un proceso creativo: decides su personalidad, su voz, sus objetivos.
Y luego lo construyes poco a poco, experimentando y ajustando hasta que consigues algo que te hace decir: “sí, esto es lo que quiero”.
Si llegaste hasta aquí esperando encontrar la receta mágica para saber quién eres, te he engañado. No la hay.
Pero lo que sí tienes es el poder de decidir quién quieres ser y cómo quieres que esa versión tuya se refleje en tu vida, en tu trabajo o incluso en tus mensajes.
¿Hablamos? Porque te aseguro que una IA no se sentará contigo a tomar un café para escuchar tus ideas, tus dudas o tus sueños. Y si alguna vez lo hace, probablemente te sirva un café frío.
Así que, ¿empezamos con uno bien caliente y creamos algo genial juntos?